Apariciones
Del 11 de febrero al 16 de julio de 1858, Bernadette Soubirous, una pobre y analfabeta niña de doce años, aseguró haber visto en 18 ocasiones a la Virgen María en una gruta de la localidad de Massabiele, al occidente de Lourdes, en Francia.
Sólo en la tercera aparición, la niña habló con la Señora en gascón, lengua que se usaba en la zona y se dirigía a ella usando el "usted" (voi) de cortesía y pidiéndole: "¿Me haría usted el favor de venir aquí durante quince días?" (Boulet aoue era gracia de bié aci penden quinze dias?). Bernardette le prometió que lo haría y la Señora le anunció que no la haría feliz en vida sino después de muerta.
Ante la repetida petición de la jovencita de que ésta revelara su nombre, la Señora dijo "Que soi era Immaculada Concepcion", (yo soy la Inmaculada Concepción), dogma católico que había sido solemnemente proclamado el 8 de diciembre de 1854, apenas tres años antes.
En sucesivas apariciones, el mensaje fue tomando cuerpo:
Invitación a la Penitencia y a la oración por los pecadores (21 de febrero).
Invitación a vivir una pobreza más evangélica.
Solicitud de que le fuera erigida allí una iglesia (2 de marzo).
El 25 de febrero, Bernadette excavó en la roca y descubrió la fuente de agua que hasta el día de hoy es meta de peregrinaciones por parte de tantos católicos y que ha sido testigo de varios milagros. Poco a poco fue ganando adeptos y creciendo la devoción popular.
Aprobación eclesiástica
El 18 de enero de 1862, la Iglesia Católica aprobó las apariciones, tomando en cuenta la vida de la vidente y el contenido del mensaje trasnmitido por la Señora. Desde entonces los diversos pontífices han apoyado de varias formas la devoción y la peregrinación al santuario. El Papa Pío X extendió la celebración de la memoria a toda la Iglesia y el Papa Pío XI canonizó a Bernadette el 8 de diciembre de 1933.
El calendario católico celebra la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes el día de la primera aparición, es decir, el 11 de febrero.
En 1983 y 2004, el Papa Juan Pablo II fue en peregrinación a Lourdes, al igual que su sucesor Benedicto XVI en septiembre de 2008.[1]
Advocación
La imagen de la Virgen de Lourdes que los fieles católicos veneran sigue la descripción que Bernadette hiciera de la Señora:
Joven
Vestida de blanco con un cinto de color azul que le cae por el frente
Con las manos juntas en expresión orante
Con un rosario colgándole del brazo
Una rosa dorada en cada pie
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